miércoles, 10 de junio de 2020

DIME ALGO CON TUS MANOS


Una lengua que ni oímos ni vemos, en sus diversas variantes, es el auténtico milagro de comunicación de las personas sordociegas. Hoy la lengua de signos apoyada se proyecta con fuerza como sistema propio de socialización y convivencia, efectivo en las más insospechadas situaciones y que se ha colado también en los dispositivos tecnológicos que, a todos, nos hacen más fácil la vida y además ayudan al colectivo a huir del aislamiento y de la incomunicación más cruel.


El acceso a la información adaptada en estos días de confinamiento angustioso, gracias a nuestra lengua táctil, nos ha abierto ventanas hacia el infinito, ha tendido puentes de solidaridad inimaginables y nos ha facilitado esa participación comunitaria que, sin duda, es y sigue siendo uno de nuestros grandes objetivos. 


Nuestra lengua, 'invisible' y aun bastante desconocida, no es ese sistema de signos que habrás visto estas semanas de interminables comparecencias de políticos en televisión. La celebramos cada día porque nos activa y nos conecta al mundo y eso merece mucho más que un simple 14 de junio. Felicidades a sus usuarios, a los profesionales que nos sacan del eterno silencio y a aquellos que sólo con sus manos nos están descubriendo que detrás de sus mascarillas también hay una sonrisa.


La gratitud en silencio no le sirve a nadie