Esta semana que finaliza hemos pasado por casi todas las etapas educativas, desde pequeños alumnos de primaria hasta jóvenes universitarios. Por supuesto que los niños de educación infantil y las personas que integran los centros de formación de adultos también tienen cabida en esta recomendable práctica de aproximación a la sordoceguera y ya tenemos programadas actividades para estos grupos. Acertarás, porque siempre es buen momento, tengas la edad que tengas.
Destacamos, sin ninguna excepción, en todos los participantes, esos grandes ojos, abiertos, atentos para no perderse ni un detalle; esas manos dispuestas a la comunicación adaptada, por difícil que parezca, a colaborar en todo lo que necesitamos; esa actitud admirable, realmente positiva que, desde el primer minuto, nos devuelve la esperanza.
Nos cuentan mil historias, sus historias, experiencias que nos emocionan, pero nada les impacta tanto como la vida en equilibrio y el continuo esfuerzo de superación que debe mantener una persona sordociega para conseguir cada uno de sus sueños. Sueños, muy básicos y vitales, y objetivos que, sin duda, se asemejan a cualquiera de los vuestros.
Compartir este tipo de acciones de sensibilización, nos hace grandes, más fuertes, pero, sobre todo, nos hace mucho más libres. Se terminó, afortunadamente, aquella época oscura en la que tenias que esconderte en casa y lo máximo que te atrevías a hacer era llorar tu suerte.
Está claro que el azar hay que buscarlo y ahora, en esta campaña, explicamos una y otra vez con orgullo todo lo que sentimos, las decisiones que tomamos, como es imposible vivir al margen de los demás y pedimos que la auténtica inserción social, para la sordoceguera, se haga realidad con hechos. Basta de palabras y deseos huecos!!
Sabemos que poner sentido común donde no lo había, es un magnífico logro y muy pronto veremos resultados.