Atrás ya quedó ese dolor recurrente, y ahora, con los ojos cerrados, hay mucha más luz y hay paz. Desde ASOCYL al abrir la ventana de la esperanza, siempre tendremos un cielo más grande al que mirar.
Bernardo, casi nos habías acostumbrado a disfrutar de lo bonito de la vida, a proteger valores y respeto, a trabajar duro por la felicidad y las cosas bien hechas e incluso por una eternidad que, como humanos, no nos corresponde; pero contigo también hemos aprendido, de eso sí estamos seguros, que la auténtica inmortalidad seguirá exclusivamente en tu recuerdo, ejemplo y experiencia.
Todo lo vamos a aprovechar, eso y mucho más; nos has hecho más fuertes e invencibles en nuestra lucha hacia la superación y la igualdad que perseguimos. Pasará esta emoción -estamos hechos de instantes-, pero en nuestros labios, y por supuesto en nuestras manos, siempre habrá un inmenso "gracias" por haber podido compartir tu vida!!