Adaptar, medios y circunstancias, para que la sordoceguera no nos bloquee una vida que hemos llenado de sueños, sigue siendo el objetivo esencial de nuestro camino; en él se incluyen además otras acciones importantes como la de dar absoluta visibilidad al colectivo, ya sabemos que lo que no se conoce no existe, y la de agradecer de manera infinita a quienes, cada día, nos ofrecen su valiosa compañía y colaboración. Compromiso que nos emociona especialmente al llegar cada 27 de junio.
Sin embargo, en este DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS SORDOCIEGAS hemos pensado un poco más en nosotros; en ese futuro incierto que sólo alumbra ASOCYL; en que el tiempo se reduce y esta brevedad la tenemos que contrarrestar con iniciativas acertadas, largas y estables; en que, lógicamente, ante la incomprensión, deben prevalecer nuestras propuestas, porque somos nosotros mismos los que mejor nos conocemos, y el trabajo que favorezca el desarrollo de las mismas.
