Desde luego no existen límites para nuestros sueños, es suficiente con creer, sentir y actuar. Sabemos, por propia experiencia, que así se consiguen y se hacen increíblemente enormes muchas pequeñas cosas.
Tradiciones que permanecen: quemar, cada 13 de diciembre, el ramito de muérdago que hemos mantenido, colgado en las puertas de nuestras casas, durante todo el año; para que, al mismo tiempo, nos llene el corazón de infinitos deseos para ASOCYL y la sordoceguera. Ojalá pronto se cumplan!!, esta Navidad y siempre...
Regalos que te hacen feliz: mucho más, os lo podemos asegurar, a quien los entrega que a quienes los reciben. Ahí está Epi -92 años-, que no descansa y que, con generosidad e ilusión, cosecha sonrisas y alegría en cada oportunidad que surge. Todos en ASOCYL han recibido alguna vez sus maravillosos y coloridos trabajos. Mil gracias!!
Que cada Navidad estés junto a los que más quieres!!