Pequeño soñador de mundos quedos,
sin luz que guíe ni rumor que cante,
tu risa brota como un sol radiante,
y pinta el aire con sus mil enredos.
No hay son que quiebre tus profundos miedos,
ni aurora que en tus ojos se levante,
mas tocas el amor en cada instante,
y el mundo entero cabe entre tus dedos.
Tu voz silente al cielo se alza pura,
y en cada abrazo tejes un sendero,
donde el cariño nunca se aventura.
¡Oh, niño fuerte de latir sincero,
que aunque la sombra y el mutismo apura,
tu alma canta un himno verdadero.
No importa lo que haya pasado antes, puedes crear el futuro que desees!!