para todos resultó una maravillosa experiencia de la que hemos extraído importantes enseñanzas y conclusiones. La principal, que ninguna disciplina artística, por compleja e inaccesible que parezca, debemos apartarla del colectivo de personas sordociegas; más bien al contrario, nos sorprenderíamos de que mínimas e inevitables adaptaciones tuviesen tanto valor y puedan provocar esa magia, el milagro de sentir cuando la vista y el oido no responden.
Se abrió el telón con una pequeña obra escrita especialmente para la ocasión: 'Habitaciones separadas', una historia emocionante entre un escritor y una bailarina que no se conocen y acuden a disfrutar de una opera de Haendel. Imposible evadirnos de la genial interpretación de David Hilario y de Lola Eiffel que nos muestran su alma en una carrera trepidante, persiguiendo sueños inalcanzables, resistiendo situaciones difíciles,... mucho, mucho que ver con los retos y objetivos del día a día de la sordoceguera.
Un canto al amor donde las manos son los oídos y el único perímetro consciente es la piel. Minutos intensos de expresividad y de sentimientos al límite; quizás fue algo más complicado transmitir el texto, con toda su riqueza, a las personas sordociegas; pero las sensaciones cobran dramático protagonismo y lo que no dicen directamente unos labios lo dice el cuerpo y los movimientos. Magnífica puesta en escena por la que felicitamos a sus intérpretes y a su cuidada dirección artística.
10 años de ASOCYL: cuando la conexión es posible, la magia existe. En todos los sentidos!